sábado, 19 de noviembre de 2011

"Un viaje en mi interior" (3ª parte)

¿Cuáles son los motivos por los que una persona cede su asiento a otra en el metro? Que yo sepa principalmente hay 3 motivos razonables: primero por ser una persona mayor, segundo por estar embarazada y tercero por si padeces algún tipo de lesión o enfermedad.  Nunca en la vida he cogido el metro en ninguna de estas situaciones por lo tanto nunca me han cedido el asiento, sin embargo, sorprendentemente aquel día una señora me cedió su asiento, no lo entendía muy bien, pensé…y ¿porque? Después de mucho insistir acabé aceptando su petición y poco más tarde se quedó libre el asiento de mi derecha donde la señora se volvió a sentar.
Yo seguía con mi lectura, pero algo dentro de mi presentía una sensación extraña producida por esa señora… inconscientemente la miraba de reojo para ver que hacía, y os puedo asegurar que no tenía ningún pudor ni vergüenza, claramente estaba leyendo mi libro al mismo tiempo que yo. De repente aparte la mirada del libro y es justo en ese preciso momento cuándo la señora aprovechó para preguntarme: ¿Cómo se llama el libro? Yo amablemente le contesté y seguidamente me dijo: Tú debes de ser una persona muy especial con la edad que tienes, interesándote en este tipo de lectura… le conteste: ¿Cómo? Y seguido me dijo: Ese libro me lo leí yo el año pasado, al verte con él te cedí el asiento pues se perfectamente que hay que estar sentado para asimilar tanta información… Estuvimos hablando del libro durante todo el trayecto y fue divertido e interesante. Al marchar nos despedimos sabiendo que no nos volveríamos a ver o que quizás volveríamos a encontrarnos en el metro para seguir compartiendo más ideas. Es extraño pensar que si yo nunca hubiera traído el libro, nunca hubiera hablado con esa señora y no me hubieran pasado mil cosas, la vida es un cúmulo de elecciones, según la elección que escojas, tu camino seguirá un rumbo u otro.
Era hora de seguir leyendo, esta parte estaba muy interesante, hablaba del tiempo y el espacio. ¿Cómo definir nuestro lugar? ¿Cómo imaginarnos el lugar al que pertenecemos en toda esa ilimitada extensión de espacio?  ¿Cómo establecemos nuestro sentido de lugar en el tiempo? Según los mitos el tiempo empezó con la creación, pero tenemos un tiempo que probablemente no haya comenzado jamás, porque hablar de un principio es como decir que el tiempo puede ser contenido, y ahora sabemos que algo así no puede existir. La ciencia nos recuerda nuestro lugar, no sólo en el espacio, sino también en el tiempo. Si esta noche miro al cielo y veo estallar una estrella, presenciaré un acontecimiento que sucedió antes de que yo naciera. Cuando la luz de la galaxia espiral más próxima abandonó la tierra, no había humanos sobre el planeta. Por mucho que nos sintamos dueños del tiempo, el reloj cósmico es intemporal.
Nuestra naturaleza humana impone al caos su propio orden artificial. Por ejemplo, ubicarnos en el tiempo con nuestros relojes y despertadores, un objeto que resume la pesadumbre humana por contener lo incontenible. Tradicionalmente se sostiene que los humanos enloquecemos si, estando aislados, se nos priva de relojes y calendarios que nos permitan controlar el tiempo. Y debe ser cierto porque en las películas, los prisioneros siempre sobreviven haciendo muescas en la pared para contar el paso de los días. Si perdemos la noción del tiempo nos perdemos a nosotros mismos.

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